Epic Power fabrica unos elevadores que recuperan la energía que se genera en la frenada y otros que no precisan instalación trifásica ni potencia superior a quinientos vatios.
Con baterías y paneles solares funcionan los ascensores de Epic Power, empresa que desarrolla en Zaragoza una tecnología muy puntera en diseño de convertidores electrónicos de potencia de fácil conexión, que se lleva por ello este año el Premio Tercer Milenio de Innovación Emergente.
Epic Power vende sus ascensores a instaladores y mantenedores. Fabrica unos de alto uso, para hospitales, edificios de oficinas…, que recuperan la energía que se genera en la frenada; y otros para viviendas que no precisan instalación trifásica ni potencia superior a quinientos vatios, como necesitan los demás. Lo explica Pilar Molina, CEO de la empresa.
Son ingenieros que proceden del Grupo de Electrónica de Potencia y Microelectrónica de la Universidad de Zaragoza, que han dado con un nicho de aplicación inagotable para sus conocimientos. Expertos en recuperación de energía en frenada y en los novedosos ascensores ‘solares’, trabajan también en automoción eléctrica y sistemas náuticos híbridos. Molina asegura que «no es fácil ser empresa industrial partiendo de cero». Confiesa que ellos lo han logrado por la cohesión del equipo. «Trabajamos mucho y nos divertimos mucho».
Áccesit: Soluciones luminiscentes
Cuando se hace de noche se iluminan los caminos con el pigmento de la empresa Soluciones Luminiscentes. «Tenemos doscientos cincuenta modelos diferentes de pigmento fotoluminiscente para todo tipo de aplicaciones», dice Moisés Galve, gerente de la compañía.
Absorbe luz durante el día y la expulsa por la noche. Así funciona la pintura luminiscente de Soluciones, instalada ya, sobre todo para seguridad, en numerosos centros logísticos. Las grandes instalaciones son sus principales clientes, que necesitan metros y metros de señalización para sus rutas de evacuación. Pero las posibilidades son infinitas: ropa, suelos iluminados por la noche…
Áccesit: Beonchip
Recrear entornos idénticos al interior del cuerpo humano es el ambicioso objetivo de Beonchip, empresa de microtecnología entregada así a los cultivos celulares.
Rosa Monge, cofundadora de Beonchip, vio que los dispositivos que más se utilizan en los laboratorios de cultivo celular «no reproducen fielmente lo que realmente sucede en un ser vivo»; han servido durante cien años, pero el conocimiento en este campo avanza muy deprisa. «El principal problema de los investigadores es la falta de concordancia entre lo que sucede en un laboratorio y lo que ocurre realmente en clínica», un problema, apuntado por Monge, para el que Beonchip tendrá pronto solución.