Dos años quedan para que las comunidades de vecinos hagan las obras necesarias que garanticen que las personas con discapacidad puedan usar todos los espacios comunes. El Real Decreto Legislativo 1/2013, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y su Inclusión Social, fija el 4 de diciembre de 2017 como fecha límite para que los edificios susceptibles de ajustes razonables sean accesibles.
La norma no sólo exige facilitar el acceso a sus viviendas a las personas con discapacidad, sino a todas las zonas comunes de la finca: garajes, trasteros, jardines, salas de reunión, piscina, etc. En caso de no ejecutar las obras necesarias, la administración podría sancionar a la comunidad de propietarios.
El Consejo General de Colegios y Administradores de Fincas de España (CGCAFE) calcula que cerca del 75% de los edificios necesitan mejorar la accesibilidad. De modo que la mayor parte de las comunidades de propietarios deberían ir planificando y haciendo las obras precisas.
La ley indica que eliminar las barreras arquitectónicas supondrá un esfuerzo económico a los propietarios, pero no podrá “una carga desproporcionada o indebida”. La norma señala un límite: un máximo de 12 mensualidades de los gastos de comunidad –un vecino que pague una cuota mensual de 60 euros no podrá soportar una derrama superior a 720 euros–.
El presupuesto dependerá de las soluciones que puedan aplicarse a cada caso. Estas son las más comunes, según repasan en Anida:
- Rampas: La posibilidad menos costosa, aunque solo es factible cuando se trata de superar pequeños desniveles, con inclinaciones reducidas. La más habitual en los portales cuando solo tiene unos pocos escalones.
- Sillas salvaescaleras: Dispositivo mecánico adaptado a la pared con un asiento que recorre un rail en paralelo a la escalera. Se estima que el coste mínimo es de unos 3.500 euros.
- Plataformas salvaescaleras: Similar al anterior, salvo que en vez de un asiento, se emplea una plataforma para adaptar sillas de ruedas. Requiere más espacio y un mecanismo más potente, lo que hace que el presupuesto se eleve al menos hasta los 7.000 euros.
- Elevadores verticales: Un sistema mecánico de engranajes (sin poleas) hace subir una plataforma en vertical para superar desniveles pronunciados pero cortos. Para sillas de ruedas o personas con movilidad reducida. Es la solución más cómoda para los usuarios, pero resulta cara: Se calcula un coste medio de 10.000 euros.
- Ascensores: El presupuesto necesario dependerá del número de pisos, aunque no suele bajar de los 75.000 euros. Los ayuntamientos y comunidades suelen conceder ayudas para su instalación.
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