Los ascensores tienen una historia fascinante que se remonta a varios cientos de años antes de Cristo. Los primeros ascensores se llamaron polipastos y eran accionados por la fuerza de personas, animales o bien por agua. Sin embargo, los ascensores modernos como los conocemos hoy nacieron en el siglo XIX. Y durante ese tiempo, se han realizado muchos ajustes para mejorar su funcionalidad.
El primer ascensor eléctrico se construyó en 1880, y el primer ascensor que realmente tuvo éxito comercial se lanzó en 1889. Hoy en día no podemos imaginar un edificio alto que no tenga ascensor, pero quizás lo más curioso de los ascensores es que la mayoría de ellos tienen espejos en sus cabinas. ¿Alguna vez se han preguntado por qué?
El porqué del espejo en el ascensor
En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que hay muchísimas personas que tienen fobia a los espacios cerrados. Esta fobia, conocida como claustrofobia, afecta a cantidad de personas de forma más o menos severa. Quienes la padecen no quieren entrar en habitaciones demasiado pequeñas o en estancias muy reducidas. Los ascensores, en general, son un lugar bastante reducido y de ahí el espejo: para hacer que parezcan más grandes de lo que son.
Y es que los psicólogos han estudiado que el uso de espejos en los ascensores los hace parecer mucho más grandes de lo que son. De hecho, no son pocos los expertos inmobiliarios que aconsejan usar siempre espejos en los pisos pequeños para conseguir que sean mayores y den la impresión de amplitud.
Sin embargo, cuando hablamos de espejos y ascensores, ésta no es la única causa. Otra buena razón para contar con un espejo en el ascensor es que, en general, es un lugar en el que estamos antes de llegar a una oficina, a una reunión… ¡Y es muy práctico el poder vernos! Esa mancha de café, esa legaña, ese cabello mal peinado… Todas estas cosas se pueden minimizar en gran medida instalando un espejo amplio en el ascensor.
¿Si te decimos que entretiene y distrae te lo crees? ¡Pues deberías! Lo cierto es que contar con un espejo hace que en muchas ocasiones evitemos miradas o conversaciones incómodas con desconocidos. Además, al vernos en él nos distrae durante el tiempo que tarda el ascensor en subir o bajar, por lo que el viaje se nos hace más corto de lo que en realidad es.
Finalmente, el hecho de contar con un espejo en el ascensor hace que haya una cierta disuasión a la hora de que se cometan actos vandálicos. El contar con un espejo hace que las personas tengan una cierta sensación de sentirse observadas y se “corten” mucho más a la hora de dañar el ascensor o cualquier elemento que forme parte de él. ¿Sabías todo esto? ¡Seguro que la próxima vez que te subas a un ascensor lo vas a tener en cuenta!