Barcelona aún tiene unos 19.000 edificios vecinales de más de cuatro plantas sin elevador, 5.500 de fácil encaje.El ayuntamiento abre otra campaña de ayudas del 50% a la instalación, que facilita «el arraigo en los barrios».
La distancia entre la cocina de una casa y la panadería de la esquina puede ser un abismo, cuando el hogar se ubica en un cuarto piso sin ascensor -o incluso un primero- y sus habitantes no tienen la edad o la salud necesaria para subir y bajar con brío esa montaña de escaleras. Se produce hasta aislamiento social, que con los años obliga a una persona a cambiar de piso. Incluso siendo joven, si llega un recién nacido a casa. Por eso el ayuntamiento persigue facilitar una instalación que «cambia la vida» del vecino con una nueva remesa de ayudas del 50% subvencionado y que apunta esencialmente a los en torno a 19.000 edificios de al menos cuatro plantas que siguen sin elevador en la ciudad. En unos 5.500 sería sencilla su colocación si las comunidades de propietarios así lo deciden.
Solo cuando se sufre una avería del ascensor se toma conciencia de su necesidad para la vida cotidiana en una ciudad tan densa como Barcelona, constatan en el Gremi Empresarial d’Ascensors de Catalunya, un auténtico radar sectorial porque sus 74 empresas instaladoras asociadas colocan el 90% de estos aparatos, amén de mantenerlos. Trabajan de la mano de la oficina de Rehabilitación del área de Urbanismo porque el proceso de instalación es complejo por partida triple: entre vecinos consensuados, por sus posibles complicaciones técnicas y por los costes. Para facilitar que esa mejora en la accesibilidad de las viviendas de Barcelona se haga realidad, los agremiados asumen desde hace unos años que el el 50% lo abone directamente el consistorio (a 90 días, en general) sin que lo tengan que avanzar los vecinos.
PERMANENCIA
Fuentes de Urbanismo destacan que un ascensor se convierte en elemento «de arraigo en los barrios». La gente mayor puede permanecer más años en sus hogares y disfrutar de autonomía (en una ciudad donde casi 90.000 personas de más de 65 años viven solas), y los jóvenes tienen continuidad al formar una familia, si la puerta de su piso no tiene una barrera hasta la puerta de su edificio. El programa de ascensores, sin parangón en ninguna metrópolis española, sigue siendo una de las estrellas de los nuevos planes de rehabilitación de la ciudad. Se calcula que este año se invertirán al menos 20 millones de euros en rehabilitar, con una cifra final pendiente de la planificación presupuestaria.
En el 2015 se beneficiaron más de 140 comunidades de vecinos, con 1.900 viviendas. Para todos esos vecinos hubo un antes y un después, ya que está demostrado que la integración en la zona en que residen aumenta, y en consecuencia el uso de tiendas y servicios del entorno, especialmente para quienes tienen problemas de movilidad. Con los signos de recuperación económica, ahora se espera que el sector crezca, ya que son muchas las comunidades que han paralizado esta obra al ver mermado su poder adquisitivo en los últimos años.
No hay datos exactos sobre el actual volumen de edificios residenciales con ascensor. El último censo disponible al respecto, del 2011, establecía que rondaban los 29.500, de un total de 69.830 fincas de ese uso, aunque estas incluyen unifamiliares o de pocas plantas. Según datos del Consorcio de la Vivienda de Barcelona, en el 2008 casi un 45% de edificios de más de cuatro plantas (baja más tres) carecían de ascensor. Con las ayudas de la Administración se instalaron en los siguientes años unos 1.300. Las cifras porcentuales no se pueden comparar ahora porque se han sumado edificios de nueva construcción con ascensor, no registrados en este censo. Pero en la oficina de rehabilitación se calcula que de los entre 18.000 y 19.000 edificios altos sin elevador que pueden acogerse a las nuevas ayudas, la instalación sería viable de forma fácil en unos 5.500 casos. En el resto, en edificios muy antiguos o en polígonos de la periferia, implican obras de más envergadura, como derribar parte de las escaleras o ganar espacio a costa de las viviendas, lo que incrementa costes.
VENTANILLA ÚNICA
Las subvenciones en Barcelona, gestionadas por el consorcio en una ventanilla única, son universales, sin distinción de barrios. No obstante, en momentos puntuales ha habido acciones específicas para núcleos antiguos, o zonas deficitarias como el Congrès o el Carmel. La Guineueta, Montbau, la Pau, Ciutat Meridiana, Marina del Port, Bon Pastor… también han dado un empujón a estas instalaciones en los últimos años de la mano de planes de mejora urbana. El consistorio destaca que las ayudas no están limitadas a la accesibilidad total (imposible en muchas fincas barcelonesas), sino que benefician incluso a los titulares de pisos donde el elevador solo puede instalarse a partir de unos pocos escalones de altura.
La tarea municipal -con un programa específico desde el 2008 y ayudas solo interrumpidas durante un año y medio entre el 2012 y 2013, y recortadas hasta julio del 2014, lo que las ralentizó- afronta tres frentes desde las oficinas de Vivienda: asesoramiento legal gratuito y ayuda para alcanzar consensos; asesoría técnica para buscar soluciones o en casos complejos integrar a una comisión interdepartamental (licencias, urbanismo, vivienda, seguridad…) que analiza la viabilidad del proyecto hasta dar con una solución, así como para redactar planes de mejora urbana en caso de instalaciones exteriores al edificio; y ayuda económica, que llega al 100% en casos concretos de rentas bajas y «desbloquea muchas negociaciones» comunitarias, donde el administrador de fincas también tiene un papel estratégico.
Fuente: elperiodico.com