El elevador neogótico de Santa Justa en Lisboa se ha convertido en uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad, y ello constituyendo una forma más de transporte público en Lisboa. También se lo conoce como Elevador do Carmo, ya que nos sube al barrio y monasterio con el mismo nombre.
Construido en hierro al estilo decimonónico, es un ascensor que comunica el bullicioso correr de la Baixa con sus calles comerciales y el Carmo, con las ruinas del Monasterio do Carmo recibiéndonos en lo alto tras la pasarela. Todo un contraste que es necesario experimentar.
La torre fue levantada a principios del siglo XX por Raoul Nesnier du Ponsard, alumno de Gustave Eiffel. Está construida en hierro colado y adornada hasta el punto de que sólo se adivina el ascensor de su interior y que une los 32 metros de desnivel entre los barrios.
Es la forma más cómoda de acceder a la parte alta de la ciudad, en una cabina adornada con madera reluciente y apliques de bronce, casi siempre repleta de turistas que no quieren perderse la experiencia de subir al elevador.
Curiosidades sobre el elevador de Santa Justa
Se trata del único elevador público vertical de Lisboa; los demás son funiculares, similares en su forma a los tranvías, deslizándose por las pendientes (como el Elevador da Gloria o el Elevador da Lavra, ambos también obras de Ponsard y sobre los que también os hablaremos).
Otras curiosidades del elevador de Santa Justa: fue inaugurado el 10 de julio de 1902. Entonces, funcionaba con motor a vapor, aunque se pasó a la electricidad en 1907. Mide 45 metros de altura en total y cuenta con dos cabinas (una de subida y una de bajada) con capacidad para 20 pasajeros (aunque a la bajada sólo admite 15 personas). Cada cabina cuenta con dos motores.
El elevador estuvo cerca de ser destruido por el incendio que arrasó el Chiado en 1988, pero se extinguió casi a sus puertas. ¡Menos mal! Porque sin duda el elevador de Santa Justa es uno de los lugares más emblemáticos y curiosos de Lisboa. A medio camino entre el servicio público y la atracción turística, sea como sea vale la pena subir al elevador.