Ponen en marcha un sistema basado en el Internet de las cosas para mejora la rentabilidad de un negocio que moverá 61.000 millones de euros en 2020.
El tiempo que los trabajadores de Nueva York permanecieron esperando a los ascensores solo en 2010 equivale a 16,6 años. Esta cifra, traducida en horas de productividad, supone una pérdida de negocio extraordinaria para las compañías.
Los ascensores se han convertido en una pieza clave en las ciudades del siglo XXI, obligadas a crecer a lo alto para atender al incremento de la población. Actualmente, hay doce millones de ascensores en todo el mundo que dan servicio a mil millones de pasajeros cada día. Se estima, además, que el 70% de la población vivirá en ciudades en 2050, con todo lo que ello supone para las infraestructuras.
Con las cifras en la mano, el grupo alemán Thyssen, uno de los principales fabricantes de ascensores del mundo, se ha aliado con Microsoft para aplicar los avances de la tecnología a una industria centenaria. Juntos han lanzado Max, un sistema que aplica el Internet de las cosas para predecir los problemas de los aparatos, conocer su comportamiento al segundo y prevenir incidencias mediante control remoto. Usando la tecnología Microsoft Azure Internet of Things, Max hace posible que un ascensor pueda decirle al técnico sus necesidades.
Toda la información de Max se enviará al sistema en la nube, donde un algoritmo calculará la vida útil de los sistemas clave y de los componentes de cada ascensor, según explicaron ayer los responsables de Microsoft y ThyssenKrupp en la presentación del proyecto en Nueva York, donde el fabricante alemán acaba de instalar los ascensores del One World Trade Center.
En los próximos 18 meses, el sistema que permite reducir al máximo el tiempo de mantenimiento se implantará en 180.000 ascensores, con Estados Unidos, Alemania y España como países piloto. Javier Sesma, responsable del centro de innovación de ThyssenKrupp en Gijón, explica que el 20% de los ascensores estarán conectados al sistema en dos años.