Una cuarta parte de los edificios de Zaragoza son de los años 70, lo que conlleva ciertas limitaciones a sus inquilinos, como la falta de ascensores en gran parte de los mismos o problemas de aislamiento. Se trata de la década de mayor crecimiento en la ciudad, prácticamente paralizado con la crisis económica. Tan solo un 4% de los bloques corresponden a construcciones realizadas a partir del 2010, aunque el sector ha comenzado a dar señales de recuperación con nuevas urbanizaciones en marcha.
Estos edificios con 40 años de vivencias, además de palparse en sus fachadas y tipos de construcción, presentan carencias de accesibilidad, lo que limita directamente la vida de sus inquilinos.
Según el último estudio de Ebrópolis, el 24% carece de ascensor y, en la mayoría de los casos, viven personas de avanzada edad con problemas de movilidad, lo que provoca que dejen de salir a la calle de forma progresiva al no poder enfrentarse a las escaleras de sus viviendas.
GRUPOS SINDICALES / Miralbueno, Santa Isabel, Oliver o Torrero-La Paz son los distritos con mayor número de viviendas sin ascensor. En otros, como el Rabal o Las Fuentes, la cifra se reduce gracias a las nuevas edificaciones, aunque son barrios donde se encuentran los 21 conjuntos urbanos de interés, entre las que se encuentran grupos sindicales, prácticamente todos ellos sin elevador, salvo algunos bloques que han invertido grandes cantidades de dinero en instalarlos.
El grueso de las casas sin ascensor suelen cumplir el mismo patrón, son bajas (normalmente de tres o cuatro plantas) o unifamiliares. Según el informe de Ebrópolis, las viviendas más pequeñas están situadas en el cinturón de barrios obreros consolidados y la mayoría tiene entre 40 y 60 metros cuadros (el 18,2%) y entre 60 y 80 (58,6%). Las cifras de viviendas de más de 90 metros cuadrados son muy reducidas. Los pisos más grandes se distribuyen en el centro, el Actur y los barrios de nueva creación.
Las viviendas sindicales son el mejor ejemplo de este tipo de urbanizaciones. Construidas entre los años 50 y 70 para dar respuesta a la alta demanda de viviendas de la época, fruto del éxodo rural y la llegada de población de otras comunidades autónomas. En Zaragoza hay alrededor de 8.000 y un alto porcentaje de sus propietarios son personas de avanzada edad con problemas de movilidad.
Estos bloques, homogéneos en su construcción, presentan las mismas limitaciones: no disponen de ascensor, su aislamiento es deficitario y suelen tener problemas con sus cubiertas.
Durante la jornada de la Cátedra Zaragoza Vivienda que se celebró el pasado 13 de abril en el edificio Paraninfo, su directora, Belinda López-Mesa, confirmó que urge actuar en este tipo de viviendas por las deficiencias energéticas que presentan. Los conjuntos de Casta Álvarez y Aloy Salas son los que peor estado presentan en la ciudad, seguidos de Torrero fase 1, Balsas de Ebro Viejo, Arzobispo Doménech y Alférez Rojas.
Fuente: https://www.elperiodicodearagon.com